Maitei. Mba´éichapa? Peike peikua´a hagua mba´epa oi ko´ape!!

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Este es un espacio que buscará rescatar algo de mis redacciones diarias de noticias, en especial aquellas con enfoque de desarrollo campesino, cultural y las iniciativas de las poblaciones de la rivera, entre otros temas interesantes y positivos.

KuKu AkaNgO MaRAnDu representa un lugar en donde demostraré que los fantasmas y tabúes que aún rondan en nuestra sociedad no son un impedimento para que la gente pueda sobresalir, buscar mejores fronteras para el desarrollo y tener una vida digna.

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lunes, 5 de julio de 2010

“Es un apéndice cancerígeno de la Constitucional Nacional”

Así calificó al Consejo de la Magistratura el abogado Víctor Bobadilla.

Señaló que es la primera herramienta que politiza la designación de los magistrados y los miembros del Corte Suprema de Justicia.

Explicó que esta situación es ya de trayectoria lejana que vino politizando las designaciones con un tinte eolítico de parte del Parlamenta Nacional, el Poder Ejecutivo y la Corte Suprema de Justicia.

Esta situación destruye la constitución de una Corte Suprema creíble en la que se pueda fundar el andamiaje de nuestro país, enfatizó el abogado.

Familiares denuncian rapto de niña indígena en Asunción

Fátima Acosta Vera, 7 años, niña indígena Mbya, de la comunidad Naranjito, fue raptada el 13 de junio de la vía pública.
El hecho sucedió en Avenida Eusebio Ayala y Choferes del Chaco de nuestra capital. Estaba con su madre Lidia Vera. “Salieron en busca de limosna porque ese día yo estaba enfermo”, dijo su padre Joel Acosta, de 31 años.

Según el relato de doña Lidia Vera, la madre y ratificado por el padre don Joel Acosta, la persona responsable del rapto tiene el sobrenombre de “Cristalino”, aunque desconocen el verdadero nombre. Es un indígena Mbya que vive en Asunción y posiblemente aprovechándose de menores indígenas.

Desde aquel momento los padres de Fátima empezaron el verdadero drama que aún no ha culminado. Salieron a buscar a la hija por todos los lugares. Recurrieron a las autoridades policiales y fiscales. Hasta la fecha no tienen ninguna noticia.

Presentaron la denuncia en la Comisaría 7ª metropolitana. También en la Fiscalía 2 de Nazareth. Recurrieron a la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia, a la Fiscalía de asuntos étnicos, al Instituto Paraguayo del Indígena, INDI, pero la niña no fue encontrada aún. “Creemos que nadie está buscando a nuestra hija, porque somos pobres, porque somos indígenas”, dijo el padre.

Andrés Acosta, el tío de la niña Fátima viajó desde Naranjito, San Pedro, para apoyar la búsqueda “porque tengo mayor conocimiento del funcionamiento de las instituciones”, dijo, pero ya regresó a su comunidad y fueron a consultar a una vidente del lugar.
Aquí en Asunción la familia se dedica a la colecta de plásticos en la vía pública. Salen temprano de la casa donde viven en la zona de Ysaty y regresan a la tardecita. Aquí viven dos parejas y comen, viven, sobreviven, como si fueran uno. Todos juntan los materiales de plásticos y comercializan también en forma conjunta. Semanalmente alcanzan a vender por uno promedio de 350 mil guaraníes. Cinco personas: dos madres, dos padres y un joven trabajan en este rubro. Al vender los productos comparten equitativamente. Si hacemos unas divisiones para determinar cuánto le queda a cada uno, alcanzarían unos 70 mil guaraníes semanales. Pero esta operación no corresponde pues el manejo de ellos es comunitario.

“Hace más de 15 días que no trabajo. La busco todos los días. La espero todos los días, las noches… Voy al mercado, por las calles, las plazas… en todos los lugares donde puede haber indígena, pero no la encuentro”, dice don Joel.

Doña Lidia, cargando a un hijo menor de tres años, también realiza la misma tarea, buscar a Fátima. Pero suma a esta carga la de seguir buscando “los plásticos de la vida”.
“Voy recorriendo, caminando y si tengo para el pasaje me traslado en ómnibus para buscar a mi hija o irme a las instituciones”, dice Joel.
“Nadie me hace caso. Llevé la foto de mi hija Fátima en el Canal 4 Telefuturo pidiéndoles que pasaran y pidieran a la gente que nos ayude. No pasaron nunca. Cuando fui de nuevo al canal a retirar la foto de mi hija me dijeron que no tenía la foto de Fátima”, lamentó Joel.

Dicen los padres que quien raptó a Fátima habría hecho lo mismo con otra niña también indígena de 10 años. Unos días después la niña regresó “pero violada”. Nadie denunció el hecho. Sus padres y toda la familia dejaron la capital y regresaron a algún lugar del campo.

“Nosotros queremos encontrar a nuestra hija y también queremos que se haga justicia, que se le tome al que hizo esto y que la justicia se encargue de él, porque si seguimos callando esta clase de persona seguirá haciendo esto”, dijo Lidia.

La familia, además de la preocupación grande por la hija Fátima, no cuenta con alimentación ni servicios básicos. No trabajan y pasan hambre en la abandonada casa donde residen hoy a pesar de la negativa de algunos vecinos. Quizá este sea un buen momento de apoyarles con lo que se pueda y por sobre todo que ayudemos a encontrar a la niña Fátima de apenas 7 años.

Analista asegura que los programas de transferencias monetarias ayudan a romper el ciclo vicioso de la pobreza

De acuerdo con el analista Julio Fernández, del programa Invertir en la Gente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), mencionó que los programas sociales de trasferencias monetarias con corresponsabilidades representan una inversión social y ayudan en el corto plazo a que las familias en situación de pobreza puedan acceder a una canasta básica de alimentos, acceder a la salud, educación y otros; rompiendo de esta manera el ciclo vicioso de la pobreza.

Dijo que los programas sociales deben estar acompañados de programas de inclusión social, programas que vigoricen la economía y que el crecimiento económico ayude a la generación de empleo.

Señaló que técnicamente la pobreza extrema se mide comparando el ingreso de la familia con el costo de una canasta básica de consumo de alimentos.